
Quienes amamos la naturaleza acostumbramos a sumergirnos en ella cada vez que tenemos oportunidad. El placer de ir al monte, hacer senderismo, descubrir rutas ajenas al humo de los coches, a la iluminación artificial o al calor químico del cemento… tiene un reflejo físico igualmente benefactor: perdernos en la naturaleza nos sienta bien. Es habitual …
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